Las deudas pueden ayudar a construir tu patrimonio, por ejemplo, permitiendo el acceso a la casa propia. Pero superada cierta edad debes tener más cuidado con su uso.
Las deudas en todas sus formas (tarjetas de crédito, cuotas, préstamos personales, hipotecarios, prendarios, etc.) son un instrumento que encierra riesgos para las finanzas personales, pero que, a la vez, bien utilizadas pueden ayudar a construir tu patrimonio.
Durante los primeros años de vida independiente y durante la juventud, las deudas, a través de préstamos o pago en cuotas, permiten ampliar la capacidad de las finanzas personales y acceder a ciertos productos y servicios en forma adelantada (autos, viajes, estudios, etc.), sin tener que ahorrar la totalidad del dinero.Entre los 30 y los 50 años, si se aprenden a manejar con criterio y se evitan los riesgos del sobreendeudamiento, las deudas pueden convertirse en un instrumento poderoso para incrementar el patrimonio. Uno de los hitos clave de la vida económica que facilita el dinero prestado es el acceso a la casa propia, a través de créditos hipotecarios con diversas características. En esta etapa, las entidades ofrecen largos plazos de endeudamiento que permiten ir pagando en cuotas la construcción de un capital personal o familiar, teniendo en cuenta que el tomador del préstamo tiene por delante varios años de actividad laboral. Si es un país con estabilidad económica, es conveniente la tasa fija, mientras que ésta puede no estar disponible en contextos más complejos.
Más allá de los 50 años se debe analizar con mayor cuidado para qué es el crédito y no comprometer muchos ingresos para el pago de deudas de consumo, ya que resulta fundamental poder ahorrar para el retiro. Es importante considerar que una casa propia de cierta envergadura puede funcionar en sí misma como una reserva de valor para luego del retiro, ya que es posible entonces mudarse a una casa más chica y más apropiada para adultos mayores, y utilizar parte del dinero para solventar gastos de esta etapa.
Debes tener en cuenta que a medida que aumenta la edad del deudor los plazos que ofrecen las entidades son más cortos, por lo que más allá de tus decisiones puedes tener mayores dificultades para encontrar préstamos en plazos y costos razonables. Al analizar las opciones no olvides considerar no sólo la tasa de interés, sino los costos de otorgamiento, seguros de vida, emisión de resumen, punitorios y otros gastos que terminan impactando en el costo financiero total.
Luego de los 65 o 70 años las posibilidades de endeudamiento suelen reducirse a deudas por tarjeta de crédito, pagos en cuotas, préstamos de familiares y amigos o créditos personales de corto plazo. Se debe tener cuidado en particular con las líneas de mutuales, financieras y cooperativas que ofrecen créditos a jubilados, por lo general con tasas muy altas que comprometen la salud financiera. Como usualmente las personas que los buscan sólo tienen el ingreso jubilatorio, lo que se compromete del mismo para el pago de la cuota impacta directamente en la calidad de vida del tomador del préstamo.
Cuidado con los préstamos para jubilados que aparecen tentadores pero encierran altos costos y amenazan la salud financiera durante el retiro.
Deja una respuesta