El camino de las finanzas personales a las finanzas de la pareja puede presentar obstáculos si no se acuerda un modelo conjunto con reglas claras. Claves para una convivencia sin conflictos de dinero.
La unión de una pareja en matrimonio o la mudanza bajo un mismo techo es un hecho clave para la vida personal, que conlleva grandes cambios.
Algunos consejos para encarar esta etapa:- ¿Quién se ocupa de la “inversión inicial”? La puesta en marcha de un hogar conjunto requiere ahorros que pueden ser aportados por ambos en partes iguales, por alguno en mayor medida o incluso por familiares y amigos en forma de préstamos o regalos. Vivienda, muebles, decoración, electrodomésticos son parte de esta inversión. Si hay casamiento, fiesta y luna de miel los gastos pueden ser todavía mayores. Analizar lo que se necesita, armar un presupuesto y acordar sobre cómo se realizarán estos gastos es esencial.
- Hablar de dinero. Sin dudas el amor y la pareja son mucho más importantes que el dinero. Sin embargo, los temas económicos suelen ser fuente de disgustos y problemas si no se conversan abiertamente y sin prejuicios. Si te resulta difícil abordarlos en la relación cotidiana, lo ideal es fijar reuniones financiera periódicas para revisar las cuentas, compartir información, evaluar opciones y tomar decisiones de a dos.
- Realizar un presupuesto integrado. La vida cotidiana cambia y es necesario prepararse para administrar los ingresos y egresos de la nueva realidad. El nuevo presupuesto de gastos tiene, por un lado, gastos fijos que se reducen al unificarse (por ejemplo, una sola cuenta de luz) y, por otro, gastos que se incrementan como comidas o salidas. El reordenamiento requiere ponerse de acuerdo acerca del estilo de vida que llevará la pareja, incluyendo cuánto se va a ahorrar y cómo.
- Acordar el modelo económico. Para que la convivencia se libre de discusiones y opiniones encontradas, las parejas deben elegir desde el comienzo la forma de llevar sus cuentas. ¿Cada uno aporta en partes iguales? ¿Uno trabaja y otro se ocupa del hogar? ¿Todo es de todos? ¿Hasta qué punto se puede gastar sin consultar? La respuesta a estas preguntas de fondo permite ir armando el modelo propio de cada familia. El modelo seguramente será dinámico e irá evolucionando con el paso del tiempo, pero es vital evitar malentendidos y conocer de entrada las expectativas y posibilidades de cada uno.
- Asignar responsabilidades. Pagar cuentas, realizar el mantenimiento del hogar, ocuparse del auto, hacer las compras, presentar declaraciones de impuestos… son muchos los temas económicos cotidianos que pueden ser fuente de conflictos si no se planifica de antemano quién se hace cargo de qué.
- Establecer objetivos financieros comunes. El proyecto de una vida en común suele estar lleno de sueños y proyectos que requieren dinero para concretarse. ¿A dónde les gustaría vivir en unos años? ¿Tienen viajes que quisieran realizar? ¿Cómo imaginan el futuro para la pareja? ¿Van a tener hijos?
Administrar las finanzas de a dos es una faceta compleja de la relación de pareja; hablar y establecer reglas básicas es vital para una convivencia armónica.
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