La llegada de un bebé puede desequilibrar las finanzas de cualquier familia. Cómo prepararse para poder disfrutar esta etapa sin que su impacto económico genere preocupaciones.
Tener un hijo es un hito en la vida de cualquier persona. Desde lo financiero, es también una enorme responsabilidad que se extiende por cerca de los 20 años que lleva educar a un hijo hasta su independencia del hogar paterno. ¿Estás preparado?
A continuación, algunos puntos a tener en cuenta para que la llegada de un hijo no agregue preocupaciones económicas innecesarias a la vida familiar.- Los gastos comienzan aun antes de la llegada del bebé. Durante el embarazo crecen los cuidados médicos, resulta necesario para la madre comer mejor y comprarse un vestuario a medida, así como es posible que deba reducir las horas de trabajo. Cerca del nacimiento, es imprescindible equipar la casa con cuna, mamaderas, pañales, accesorios, etc. Muchos de los elementos son de uso temporario (moisés, sillitas, ropa de embarazo y de bebé, etc.) por lo que es posible encontrarlos de segunda mano o pedirlos prestados.
- De acuerdo con tu seguro de salud y situación laboral, los primeros meses pueden ser costosos. Si es posible, revisa cuidadosamente tu situación antes de tomar la decisión para conocer, y ajustar si es necesario, tu cobertura médica y hacer arreglos en el trabajo.
- A medida que los chicos crecen, se amplían también los gastos regulares de la familia: comidas, ropa, transporte, salud, limpieza, vacaciones, todo se multiplica. Arma un presupuesto y revísalo regularmente para ir reflejando la realidad y encontrando opciones para recortar gastos si resulta necesario. No dejes que los gastos te desborden, te lleven hacia las deudas y te alejen de tus objetivos de ahorro.
- Niñeras, jardines infantiles, escuela primaria, escuela secundaria, universidad… El camino de cuidados y educación de un hijo es extenso y puede resultar de alto impacto para el bolsillo de sus padres. Aun cuando se disponga de educación pública gratuita, es necesario considerar los gastos de libros, útiles, uniformes, transporte, deportes, etc.
- Si bien durante los primeros años un bebé puede incorporarse a la vivienda familiar existente, a medida que los niños crecen suele ser necesario ampliarse, con los costos que una mudanza o una refacción implican. Ahorrar con tiempo para este fin permite estar preparado cuando el hogar queda chico (¡y ya no es posible caminar sin pisar juguetes!).
- La suma de los gastos directos e indirectos que genera la llegada de un hijo y su educación hasta que se independiza puede alcanzar varias decenas de miles de dólares para una familia de clase media. Asegúrate de ir formando a tus hijos en finanzas personales desde pequeños para que cuando llegue su momento de salir del hogar paterno estén bien preparados para aprovechar esta inversión y hacer buen uso de sus recursos.
Con un promedio de cerca de veinte años a cargo de los padres, la llegada de un hijo abre una etapa especial en las finanzas de cualquier persona.
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