¿Qué esperas de tu futuro? ¿Qué proyectos te gustaría concretar? ¿Cuáles son tus prioridades? Define con claridad hasta dónde quieres llegar con tus planes financieros y ponte en acción para hacerlos realidad.
En tu futuro son muchas las situaciones que no dependen de ti, y para las que estar financieramente preparado puede ayudar: despidos, emergencias, accidentes. Sin embargo, son más las cosas de tu futuro que dependen de tu propia planificación y esfuerzo. Tus sueños, objetivos y metas son el motor para una planificación financiera que te permita hacerlos realidad.
Muchos sueños y metas personales pueden no requerir dinero para alcanzarse (por ejemplo, destacarse como estudiante o conseguir un mejor empleo), pero en la mayoría de ellos el aspecto económico puede ser un facilitador o incluso una condición indispensable.Algunos objetivos habituales que requieren dinero en distintas etapas de la vida son: independizarse de los padres, estudiar, comprar una vivienda, mejorar el estilo de vida, hacer un viaje importante, montar un negocio propio, vivir bien después del retiro. Pero los sueños por financiar pueden ser tan personales y únicos como tu vida: irte a vivir a la playa, comprar un velero, formar una banda de rock, crear una fundación, vivir de rentas, coleccionar arte, etc.
Si trabajas con tiempo en definir lo que deseas, administras tus recursos y ahorras con objetivos claros, podrás concretar estos y otros proyectos que te propongas. En esto consiste la planificación financiera.
Las preguntas centrales que debes responderte para hacer de tus sueños metas posibles y alcanzables son:
- ¿Qué quisiera concretar en los próximos años? Es preciso que dediques un tiempo a imaginar en qué situación te gustaría estar en los próximos años y así dar forma a los proyectos por concretar. Haz en principio una lista sin limitarte, para encontrar el rumbo deseado. Piensa no sólo en el corto y mediano plazo, sino en qué cosas te gustaría haber logrado en los próximos 10 o 20 años.
- ¿Cuánto dinero necesito? Analiza cada objetivo o proyecto para establecer cuáles son los recursos con que deberías contar para alcanzarlos. Visualiza detalles, realiza cálculos y solicita presupuestos, si es necesario, para asegurar que tus objetivos sean claros, específicos, realistas y medibles en dinero. Si, por ejemplo, deseas comprar un auto, es importante que puedas detallar el modelo, qué valor tiene en el mercado, cuánto dinero ya tienes ahorrado, cuánto dinero adicional te hace falta.
- ¿Cuál es mi punto de partida? Para lograr alcanzar la situación deseada es indispensable primero que conozcas con claridad el estado actual de tus finanzas personales: patrimonio, ingresos, gastos, etc. Te ayudará a pasar tus proyectos por un filtro de realidad o a explorar los cambios que necesitas hacer para acercarte a tus metas (por ejemplo, cambiar de empleo o ahorrar más). Siguiendo con el ejemplo de la compra de un auto, puede ser vital que identifiques que puedes ahorrar $1000 todos los meses si reduces tus gastos o tomas un trabajo de fin de semana.
- ¿Cuáles son mis prioridades? Seguramente la lista de proyectos es extensa y, aun con recursos ilimitados, te resultaría imposible cumplirlos todos. Ordénalos siguiendo tus prioridades e intereses, descarta los que sean poco realistas y concéntrate en los que te motiven a continuar. Si planificas en pareja o familia, deberás acordar las prioridades para el grupo.
- ¿Cuál es el plan? Establece los pasos necesarios para hacer realidad tus proyectos. Si necesitas ahorrar, separa regularmente los fondos para el fin deseado y asegúrate de que preserven su valor seleccionando alternativas de inversión. Si vas a buscar financiamiento externo (por ejemplo, un crédito bancario o un préstamo familiar), analiza las condiciones y riesgos que implican las deudas. Si decides dar prioridad a la compra del auto y ahorrar $1000 por mes, asegúrate de guardarlos en una cuenta de ahorro y de cumplir mensualmente con tu plan.
¡Empieza ya mismo!
Aun frente a proyectos que puedan parecer muy lejanos (por ejemplo, comprar una casa), no dejes de planificar para alcanzarlos si te resultan atractivos; con un rumbo claro puedes esforzarte mejor. Ten presente que el proceso de planificación es dinámico: revisa regularmente tus avances y reajusta tus objetivos. ¡Y celebra por cada objetivo cumplido!
Establecer objetivos personales claros es vital para una planificación financiera que oriente tus esfuerzos.
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