Los buenos hábitos de dinero pueden inculcarse desde temprano. Ten en cuenta estas recomendaciones para abordar la educación financiera de los chicos de distintas edades.
¿Quieres acompañar a los niños a que se preparen para no sufrir problemas económicos y aprendan desde temprano a administrar sus finanzas personales con inteligencia? Te presentamos a continuación algunas recomendaciones para ayudarlos desde la primera etapa de la vida financiera a lograr una relación saludable con el dinero.
Primeros años. Ya desde que comienzan a hablar los niños suelen mostrar interés en temas de dinero: regalos, vidrieras tentadoras, monedas para comprar golosinas. ¿Cómo guiarlos?
- Desde el clásico “chanchito”, hasta versiones con sus personajes favoritos, una alcancía es la herramienta ideal para iniciarlos en la cultura del ahorro.
- Ayudarlos a contar monedas y billetes reales o de fantasía, los introduce en la idea de valor y les desarrolla habilidades matemáticas.
- Hablar, con el nivel de lenguaje adecuado, de temas de base económica: distintos trabajos e ingreso, para qué sirve el dinero, por qué las publicidades nos tratan de vender, etc.
- Acompañar en las primeras decisiones de dinero: ¿Cómo elegir mejor las golosinas o juguetes que quieren?
A partir de los 7 años. Con los primeros ahorros independientes, surgidos de los bolsillos de padres, abuelos, tíos y padrinos como regalos o premios, los chicos ya están en condiciones de administrar pequeñas cantidades de dinero. ¿De qué forma orientarlos?
- Dar una semanalidad o mesada para que tomen sus propias decisiones en gastos menores como golosinas, figuritas y otros gustos.
- Acompañarlos en primeras experiencias de compra en comercios y online. Alentar a que identifiquen cada paso (elegir, pedir, pagar, consumir), se saquen dudas y reflexionen sobre el proceso.
- Identificar sus tendencias para encontrar su perfil ante el dinero y poder reforzar su aprendizaje: ¿es gastador?, ¿le gusta ahorrar?, ¿le gusta ayudar a otros con su dinero?
- Promover el ahorro para fines específicos (ej. bicicleta), y ayudarlos a registrar sus avances y valorar sus logros.
Adolescentes. Los chicos comienzan en esta atapa a transitar una vida económica más activa y variada. ¿Cómo ayudarlos a seguir aprendiendo?
- Ampliar la semanalidad o mensualidad para que funcione como un presupuesto para gastos cotidianos como transporte, compra de ropa, entretenimiento o la cuenta del celular.
- Ayudarlos a entender que el valor de los productos y las marcas tiene una cuota de presión social.
- Introducirlos a instrumentos como tarjetas de crédito, plazos fijos, cuentas de ahorro, moneda extranjera, préstamos y similares. En algunos países existen opciones pensadas especialmente para chicos desde los 12 años.
- Orientarlos a pensar en ingresos, tanto con pequeños trabajos remunerados en el hogar, como con primeras experiencias en el mercado (cuidar niños, cortar el césped, etc.).
- Promover el ahorro a más largo plazo: cambiar el celular, viajar, comprar una computadora, etc.
Jóvenes. Con dificultades para encontrar trabajos estables e independizarse de sus padres, los jóvenes suelen necesitar apoyo aún pasada la adolescencia. La guía de los adultos puede ser vital para que logren asumir una vida financiera adulta. ¿Qué hacer?
- Orientarlos en los primeros pasos laborales, ayudando a tomar decisiones y administrar los primeros ingresos propios.
- Si extienden la convivencia con los padres, acordar sobre reglas económicas básicas: ¿Qué gastos siguen a cargo de los padres? ¿Qué obligaciones implica el tener casa y comida aseguradas?
- Apoyar proyectos de pequeños negocios o trabajo por cuenta propia, ya que no sólo pueden generarles sus primeros ingresos sino ayudarlos a desarrollar habilidades para el manejo del dinero.
- Analizar en conjunto las primeras grandes compras: ¿Me conviene comprar un auto usado? ¿Qué gastos de mantenimiento implica? ¿Cuánto tengo que ahorrar para irme a vivir solo?
- Guiar para el ahorro a largo plazo y el armado de un modelo de vida económica saludable que les permita independizarse.
La educación financiera desde la niñez permite evitar errores y construir desde temprano un modelo de vida económica saludable.
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