No esperes a enfermarte para pensar en un seguro médico. Anticípate y evita que a los problemas de salud, ya de por sí difíciles, se sumen problemas económicos.
Todo el que ha debido superar enfermedades, accidentes y otros problemas de salud sabe que la situación se vuelve aún más difícil si no se cuenta con recursos para buena atención médica, medicamentos y cuidados. Si a los malestares físicos se suman deudas, escasez y problemas económicos, salir adelante se complica.
Los costos relacionados con el cuidado de la salud son altos y suben a medida que la familia crece, y luego, especialmente, en la etapa del retiro.Si piensas en contratar un seguro de salud, ten en cuenta los siguientes consejos:
- Analiza tu caso para definir las necesidades. Dependiendo la situación de la salud pública en tu lugar de residencia, puedes desde tener cierta atención gratuita a no tener ninguna. Según el estado general de tu salud y la conformación de tu familia, puedes requerir distintos tipos de cobertura (embarazo y parto, pediatría, cirugías, tratamientos prolongados, etc.). Define con claridad qué necesitas.
- Averigua opciones. Los valores de los planes que se ofrecen en el mercado se relacionan con la edad, el grupo familiar, el estado de salud de los beneficiarios y el tipo de cobertura que se pacte. En algunos casos puedes acceder a obras sociales o empresas de medicina prepaga con ciertos beneficios a través de tu empleo, asociaciones u otras organizaciones de las que ya eres parte. Si no viajas mucho puedes encontrar sistemas de salud en hospitales o clínicas locales a un costo menor de las que ofrecen cobertura nacional o internacional.
- Analiza cómo funcionan. Suele haber variaciones entre coberturas que pueden afectar tu uso. ¿Hay copagos? ¿Funciona con reintegros? ¿Están incluidos los análisis clínicos? ¿Hay que reservar turnos con mucha anticipación? ¿Es necesario pedir autorizaciones? ¿Puedes utilizar la cobertura inmediatamente que te registras? También consulta cuáles son los médicos, clínicas y tratamientos que puedes utilizar.
- Elige un plan. Selecciona el plan que mejor se adapta a tus necesidades teniendo en cuenta los costos y el alcance de la cobertura. Ten en cuenta que al tratarse de un seguro, cuanto más amplia es la cobertura más costosa resulta. Si no los necesitas, tal vez no te interese pagar por tratamientos de ortodoncia, anteojos recetados o consultas psicológicas ilimitadas. Considera el impacto de la cuota en tu economía diaria.
- Revisa el contrato en detalle. No quieres encontrarte con sorpresas cuando de salud se trata. Verifica cuáles son las exclusiones, los topes y otras limitaciones del servicio que contratas. Ten presente también que algunas coberturas pueden cambiar de valor a determinadas edades de los beneficiarios (en general, se encarecen en la medida que vas teniendo más edad y en consecuencia una salud más vulnerable).
- Complementa con otras coberturas. Algunas aseguradoras ofrecen adicionales como cobertura en el exterior, odontología y seguros de vida. Considera también que si trabajas en forma independiente pueden verse afectados tus ingresos durante el tiempo en que estás convaleciente, por lo que puede convenirte contratar además un seguro de ingresos, que te da dinero para tus gastos habituales ante una eventualidad como un accidente o enfermedad.
Evita exponer tu economía ante problemas de salud. Contrata como prevención una cobertura médica que se adecue a tus necesidades.
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